Los últimos momentos en la vida de Mawlânâ Jalâl ad-Din Rûmî y la inmensa emoción que sintió al ver tan próxima su anhelada unión con el Amado, nos han sido transmitidos por su discípulo Husâmaddin Chelebi:
“Un día, el Shaij Sadreddin con un grupo de sus discípulos fue a visitar a Mawlânâ que yacía muy enfermo en su lecho. Se entristecieron grandemente cuando vieron a Mawlânâ en un estado de suprema gravedad. Shaij Sadreddin le djo: “¡Que Allah te ayude a recuperarte lo antes posible! Espero que pronto estés totalmente recobrado.” Al oír aquellas palabras, Mawlânâ dijo: “¡Que Allah te bendiga con la salud! Ya no queda sino una distancia muy corta entre el amante y el Amado. ¿No te parece mejor que esa corta distancia desaparezca y la luz pueda reunirse con la luz?”(1)
Contrariamente a la mayoría de la gente, Rûmî nunca sintió la muerte como algo a lo que hay que temer; antes bien, siempre la percibió como aquello que nos saca de una tierra extraña. La muerte era para él la oportunidad de reunirse con el Uno, Allah Todopoderoso.
En una ocasión, Rûmî explicó su actitud ante la muerte:
“No digáis que estoy muerto cuando muera, pues ya lo estaba antes de morir. He resucitado con la muerte. Un Compañero ha venido y se me ha llevado con Él…”
Esta es la razón por la cual Rûmî llamó shab-i arûs (noche de bodas) al momento de abandonar este mundo.
Fuente: El Último Aliento, Osman Nuri Topbas Efendi
Notas:
1) Ver Ebu’l Hasan en-Nedevi, Islam Onderleri Tarihi, vol. I, 449.
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